jueves, 24 de junio de 2010

Estudios Visuales

Por Marta Cabrera, Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá-Colombia)

Estudios visuales es campo interdisciplinar-o incluso indisciplinar, es decir, situado en un espacio caótico entre las fronteras disciplinares (Mitchell, 1995) y compuesto por dos elementos interrelacionados. En primera instancia, la visualidad – la construcción visual de lo social (no solo la construcción social de la visión) (Mitchell 2003, 39) o, en palabras de Hal Foster, “cómo vemos, se nos posibilita o hace ver y cómo vemos este ver o no ver” (1988, ix). Esta noción contiene el análisis de los fenómenos de visión, los dispositivos de la imagen y el comportamiento de la mirada en la vida cotidiana (Richard 2007, 96).
En segunda instancia, los estudios visuales comprenden el campo expandido de las imágenes en sus más variadas formas de tecnologización, mediatización y socialización e incluyendo procedencias diversas: arte, publicidad, diseño, cine, televisión, video, etc. (Richard, 96). En tanto campo, la cultura visual (el objeto de estudio de los estudios visuales, Mitchell 2003) es informada por la noción de que los artefactos y su percepción están atados contextualmente por consideraciones históricas, sociales y políticas. Se reconoce igualmente que los artefactos visuales existen en relación a otros códigos semióticos y apelan a modos sensoriales distintos a la vista, como el lenguaje, el sonido, la música, la gestualidad, etc. (Mirzoeff 1998).


Los estudios visuales se relacionan con el “giro cultural” de la década de los 80, entendido como un cambio de paradigma en las humanidades y las ciencias sociales y construido en torno a una noción de cultura como “un proceso, una serie de prácticas (…) relacionadas con la producción y circulación de significado” (Hall 1997, 2). El giro cultural aportó al estudio de las imágenes una reflexión sobre la forma como éstas son atravesadas por interrelaciones complejas de poder y conocimiento de forma que el análisis de las prácticas de representación se apoyó en nociones tales como estructura, ideología y posición de sujeto (Dikovitskaya, 48) – es de esta manera como desde sus inicios los estudios visuales se entreveran con la teoría crítica y los estudios culturales.
Bajo esta misma perspectiva, el arte comenzó a tratarse como un sistema discursivo específico productor, en el periodo moderno, de la categoría de “obra de arte” como repositorio de ciertos valores (trabajo creativo, no instrumental) que habían sido suprimidos en la cultura dominante de la producción masiva (Dikovitskaya, 49). Esta apertura introdujo, de una parte, cambios en la historia del arte (la llamada “nueva historia del arte”, animada por la semiótica, el sicoanálisis y la teoría crítica) y contribuyó, de otra parte, a dirigir las preguntas fuera del ámbito del arte y hacia un nuevo espacio, plagado de artefactos visuales heterogéneos, que empezó a denominarse “estudios visuales” o “estudios de la cultura visual”.
En efecto, para WTJ Mitchell, la emergencia de este nuevo campo implicaba un “giro pictórico” que permea una variedad de disciplinas al punto de requerir de “conversaciones entre historiadores del arte, académicos del cine, tecnólogos de la óptica y teóricos, fenomenólogos, sicoanalistas y antropólogos” (1995, 540-41) para poder dar cuenta de la visualidad vernácula o cotidiana. Los estudios visuales tenían además la virtud de poderse distanciar del textualismo asociado al estructuralismo y posestructuralismo de las décadas de los 70 y 80 para acercarse a las prácticas, las instituciones, así como al universo sensorial.

Para Nicholas Mirzoeff, la cultura visual tiene su origen en el ocularcentrismo posmoderno, donde se interactúa de manera creciente con experiencias construidas visualmente al tiempo que el vínculo moderno entre ver y saber se ha deteriorado notoriamente. La cultura visual implicaría entonces un acercamiento al consumidor de imágenes (más que al productor) y en esta misma línea, se concentraría en aquellos eventos en los cuales éste busca “información, significado o placer… en interfase con la tecnología visual” (1998, 3), lo cual incluye artefactos diseñados para ver o ser vistos – artefactos artísticos, cine, Internet, etc.

Sintomático del desconcierto que producía la proliferación de programas académicos (particularmente en el mundo anglosajón) llamados “estudios visuales”, es el “Cuestionario sobre cultura visual” publicado por la revista October en 1996. En éste, los críticos Rosalind Krauss y Hal Foster formulaban cuatro preguntas, en forma de afirmaciones generales, acerca del carácter interdisciplinario del campo y su apertura hacia la “imagen” a un número de historiadores del arte, teóricos de cine, críticos literarios y culturales. El cuestionario sugería que la cultura visual se había organizado según un modelo antropológico resultando en una oposición entre ésta y la historia del arte y advertían además que los estudios visuales producían “sujetos para la nueva fase del capitalismo globalizado” (2003, 83). La preocupación parte de la aparente desaparición de la “reserva crítica” de la historia del arte, la cual le permitiría tomar distancia “frente a la economía política del signo-mercancía que prolifera a través de la cultura de las imágenes” (Richard 96). Esta noción de los estudios visuales como peligro, pérdida o contaminación fue contestada, por su parte, en un número de trabajos académicos.
Matthew Rampley (2005) afirma que los estudios visuales no significan necesariamente la muerte de la historia del arte al tratarse no de una nueva disciplina, sino más bien de una serie de intervenciones estratégicas situadas dentro de las disciplinas existentes. WTJ Mitchell admite que los estudios visuales surgen como un “suplemento peligroso” (2003) que complementa y desplaza simultáneamente a una disciplina establecida como la historia del arte. Irit Rogoff comparte esta visión al afirmar que los estudios visuales cuestiona los métodos convencionales de la historia del arte y les ofrece en cambio “una comprensión de un conocimiento en-corporado, de significados en disputa, visibilizar posiciones de sujeto en una cultura, así como el rol de la visión en la formación de estructuras de deseo” (1996, 189-90).
Contra el temor a la contaminación o la pérdida de especialización derivadas de la emergencia de campos interdisciplinares como los estudios visuales, surgen interrogantes alternos acerca de cómo repolitizar la mirada, cómo romper la supuesta unidimensionalidad de la imagen en el ámbito posmoderno (Richard 2007, 103). Si bien la agenda crítica de Nelly Richard se refiere exclusivamente al arte, el rango de los estudios visuales es ampliable a espacios que den cuenta de un amplio rango de fenómenos visuales: actos de ver, producción, circulación y consumo de imágenes, dinámicas sociales y políticas de visibilización e invisibilización. La clave aquí sería revelar las dinámicas presentes en esos fenómenos, reconocer el lugar del observador y sus agendas críticas con el fin de abrir las posibilidades de intervención desde y sobre la imagen - desde y sobre el observador.


Bibliografía.

“Cuestionario sobre la cultura visual”, Estudios Visuales, no. 1, 2003, p. 82.


  Dikovitskaya, Margaret 2006 Visual culture. The Study of the Visual after the Cultural Turn, MIT Press.

  Foster, Hal (ed.) 1988 Vision and Visuality. Seattle: Bay Press.

 Hall, Stuart, 1997 “Introduction” en Hall, S. ed. Representation: Cultural Representations and Signifying Practices, London: Sage, pp. 1-11.

Mitchell, W. J. T. “Mostrando el ver: una crítica de la cultura visual” Estudios Visuales I, 2003, pp. 19-40.

Mitchell W.J.T “Interdisciplinarity and Visual Culture”, Art Bulletin 77, 4, 1995, pp. 540-44.

Mirzoeff, Nicholas 1988 “What is visual culture?” en: N. Mirzoeff, ed. The visual culture reader, London: Routledge, pp. 3-13

Rampley, Matthew 2005 “La amenaza fantasma: ¿la cultura visual como fin de la historia del arte?” en: Brea, José Luis ed. Estudios Visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, Madrid: Akal, pp. 39-57.

Richard, Nelly 2007 “Estudios visuales, políticas de la mirada y crítica de las imágenes” en: Fracturas de la memoria, México: FCE, pp.95-106.

Rogoff, Irit 1996 “‘Other's others'': spectatorship and difference', T. Brennan y M. Jay, eds, Vision in Context: Historical and Contemporary Perspectives on Sight, London & New York: Routledge, pp. 187-202.

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